
Al llegar a su escuela el niño haya que el edificio escolar se ha quemado la noche anterior, consternado se mueve por los restos de los pasillos del que fue su lugar de juegos; por más que lo desea no encuentra los rincones donde compartía risas. Recorre incansablemente, camina por sobre las cenizas sin que nadie se preocupe por él, ignorando su presencia.
El niño busca entre los restos un cuaderno, busca entre la madera, ahora apagada, el lápiz que había dejado en el colegio, espera que lleguen sus amigos a buscar lo mismo que el busca, pero solo ve llegar niños que él no reconoce, y que lo ignoran, como si no lo viesen, como si no existiera.
La tarde cae y aún no ve algún conocido, aun no reconoce algún rostro, aun no se da cuenta que nunca encontrará su lápiz olvidado, aun no se percata que no pasea por cenizas, aun no se da cuenta que quizás los niños que ve son los nietos de sus amigos, aun no nota que él nunca salió del colegio.
1 comentario:
Buenisimo Shamir.
You've got to go on!
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